Lectura: Hechos 26:8-18

Las luces se iban atenuando en la plataforma cuando Tom Whittacker comenzó a cantar las palabras de “Maria, ¿sabías?” El rasgueo constante y quedo de su guitarra se complementaban bellamente con su voz calmada y profunda. Su esposa, Gloria, dice que la primera vez que lo oyó cantar esa canción, se dio cuenta que se había enamorado de él.

Muchas personas que conocen a Jesús como su Salvador pueden señalar un momento específico cuando de repente alcanzaron la dimensión del sorprendente amor de Dios por ellas. Lo captaron en ese instante. Ray Boltz lo describe en una canción:
Cuando sucedió,
Fue cuando lo supe;
Fue como andar en la oscuridad
Cuando el brillo de la luz paso se abrió.

Pablo tuvo un momento así en el camino a Damasco. Su primer encuentro con Jesús lo transformó de un feroz perseguidor de los cristianos al primer gran misionero. Estimulado por la experiencia que le había abierto los ojos, el amor recién descubierto de Pablo por el Salvador lo obligaba a compartir el evangelio con todo aquél con quien se encontraba (Hechos 26).

Tal vez sepas acerca de Cristo pero nunca has confiado en Él para tu salvación. Juan escribió, “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida” (1 Juan 3:14). Pero esa declaración sólo se aplica a aquéllos que buscan el perdón de Jesús.

Debido al amor de Dios, tú también puedes “recibir perdón de pecados” por medio de Jesucristo (Hechos 26:18) y “nacer de nuevo” (Juan 3:3).

Ahora es cuando.

1. ¿Si no has entregado tu vida a Jesús qué estás esperando?

2. ¿Si ya entregaste tu vida Jesús, qué has hecho para compartir lo que Él hizo por ti con otras personas?

NPD/CHK