Lectura: Proverbios 2

Addie estaba un poco preocupada. Un domingo, antes de estar todos sentados a la mesa para almorzar, alguien había empezado a comer. Fue entonces que nuestra nieta de tres años dijo: «Todavía no oramos». Le preocupaba que nos olvidáramos de dar gracias.

Su preocupación era una buena señal, ya que demostraba que, a su corta edad, comenzaba a establecer uno de esos buenos hábitos que los padres les enseñan a los hijos como parte de sus instrucciones para la vida. Por ejemplo, esta pequeña rutina la ayuda a ver la importancia de la oración y de la gratitud, las cuales pueden ser un recurso poderoso para ella en los años que tiene por delante.

No es fácil criar a los hijos en una era hostil a la fe cristiana. Los padres se preguntan cuál es la mejor manera de ayudar a sus hijos a confiar en el Salvador y a vivir una vida agradable para Él. Proverbios indica que una clave para orientar a los hijos es mediante la instrucción diligente de los padres (1:8) sobre temas tales como prestar atención a la sabiduría (2:2), buscar discernimiento (2:3), entender qué significa temer al Señor (2:5), recordar la enseñanza de sus progenitores (3:1) y lograr cordura (4:1). Estas cosas se convierten en hábitos cuando los padres instruyen y los hijos retienen esas enseñanzas (4:1-4).

1. ¿Tienes hijos o nietos? Nunca son demasiado pequeños para empezar a enseñarles cómo vivir una vida sabia.

2. Si aun no tienes hijos o nietos, también aplica el principio, ¿oras aun por las cosas que parecen insignificantes?

«El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.» – Lucas 16:10

NPD/DB