Lectura: Juan 7:32-44
Mientras usábamos una computadora para editar una presentación en video, un colega y yo recibimos como saludo matutino el siguiente mensaje de error en la pantalla: NO SE PUEDE ENCONTRAR LA CORRIENTE. Lo que fuera que el programa de software quisiera decir con esas palabras, esto me trajo a la mente el dicho popular, “Sigue la corriente.” Para algunas personas eso significa comportarse como la mayoría de las demás personas sin tratar de nadar contra la corriente de la cultura. Para otros, habla de aceptar las circunstancias más sin tratar de controlar todo lo que sucede.
Pero para los seguidores del Señor, hay otra dimensión en cuanto seguir la corriente. Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: De lo más profundo de su ser brotaran ríos de agua viva.” (Juan 7:37-38). Cristo hablaba del Espíritu Santo, quien haría Su hogar en cada creyente. En un sentido muy real, cuando invitamos a Cristo en nuestras vidas, la Corriente nos encuentra y nosotros encontramos a la Corriente. De allí en adelante, somos receptores y conductores de agua viva – la fuente eterna de satisfacción que apaga la sed de nuestras almas. El Espíritu Santo que mora dentro de nosotros nos lleva por medio de un poder y un propósito más grandes que nosotros mismos.
Como canales del agua viva de Dios, tenemos la libertad de seguir Su corriente.
1. ¿En ocasiones te ves tentado a seguir la corriente del mundo? Recuerda lo que dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” – 1 Cor.10:13.
2. Podemos también estar motivados para comunicar el mensaje de Salvación, aprovechando las oportunidades así como lo hizo Jesús como la mujer en Juan 4, presentándose como el agua viva. ¿Quieres también ser un instrumento para llevar el agua viva a quienes lo necesitan?