Lectura: 1 Tesalonicenses 1:1-10
Ivan era un brillante ingeniero, altamente respetado por sus compañeros de trabajo. Pero a veces lo llamaban “santito” debido a que tenía una fe profunda y no la ocultaba. Todos los días en el almuerzo, por ejemplo, Ivan se inclinaba su cabeza sobre una pequeña bolsa de papel donde traía su almuerzo y le agradecería a Dios por la comida.
Jean Zeiler, quien trabajaba con Ivan, estaba intrigada por su consistente testimonio. Quería saber lo que hacía tan diferente a los demás. Ella encontró su respuesta en un libro de Iván siempre llevaba cerca de él: Biblia. Después de comprar uno y leerlo tres veces, llegó a conocer a Jesús de una manera personal.
Un día Ivan le dijo Jean: “¿Qué fue lo viste diferente en mí?” La respuesta fue: “tu tranquilo testimonio”, esto no sólo fue la clave para la salvación de Jean, sino que fue usado por Jean al compartir su fe con muchas personas mientras viajaba por todo el mundo y daba su testimonio.
El apóstol Pablo recordó a los creyentes de Tesalónica perseguidos debido a su “fe en Dios”, la cual estaba tocando vidas en lugares lejanos (1 Tes. 1:8). Esto nos debe servir de aliento necesario para permanecer fieles al Salvador, a pesar de las circunstancias.
1. Nunca hay que subestimar el impacto que se puede tener para Cristo. Cuando se vive en Él en el lugar de trabajo o en el vecindario, esto envía un mensaje de tranquilidad que será escuchado.
1. Señor, ayúdanos a ser testigos consistentes para Ti
2. Un testimonio silencioso, puede ser más convincente que un sermón fuerte.
NPD/DDH