Este mes de septiembre en muchos paises se asocia con palabras como independencia o libertad. Realmente es significativo vivir en un país autónomo o independiente, libre de la dominación de otro país, o de dictaduras o poderes militares. Debemos agradecer a Dios por el país en que vivimos. Sin embargo, muchos afirman que en nuestros días esa independencia se ha visto empañada por otros tipos de esclavitud como la delincuencia, la corrupción, la falta de valores, los vicios, las drogas, la pobreza, etc.; lo cual no deja de ser cierto. Pero la Biblia nos enseña sobre otra forma de esclavitud más déspota y profunda, de la cual nadie está exento, aunque viva en un país independiente.
Juan 8:31-36
31 Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: –Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;
32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
33 –Nosotros somos descendientes de Abraham –le contestaron–, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados?
34 –Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado –respondió Jesús–.
35 Ahora bien, el esclavo no se queda para siempre en la familia; pero el hijo sí se queda en ella para siempre.
36 Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.
Malas Noticias
Note las malas noticias en el verso 34: Esclavos del pecado, ¿Qué significa eso? Es más que un mal hábito o vicio, o una forma de vida. Esto tiene implicaciones más profundas, veamos:
Romanos 6:22-23
22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.
23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
En el verso 22 volvemos a leer sobre libertad del pecado, y en el 23 podemos ver la implicación: “la paga del pecado es muerte”. Muerte en este contexto se refiere a la separación de Dios (Rom.3:23), ya que la humanidad, desde el Génesis, le declaró la guerra al Creador, al desafiar su voluntad y preferir hacer las cosas a su modo, lo cual le apartó de Dios, le endeudó infinitamente con Dios. Por tanto, ser esclavo del pecado, es como decir, ser esclavo del banco o algún otro acreedor cuando uno no puede pagar una deuda. Es ser esclavo de la consecuencia que esto le trae. En el contexto de una deuda material sería la pérdida de su propiedad, en el contexto espiritual sería la separación eterna de Dios, la pérdida de su alma (Juan 3:16).
Buenas Noticias
Las buenas noticias las tenemos en Juan 8:36 y en Romanos 6:22-23, antes citados: El Hijo nos libera. Dios, sabiendo que no podemos pagarle (Efesios 2:8-9) decide pagar el precio para hacer las paces con Dios (2Corintios 5:17-18). Él le ofrece hacer la paz con Dios, liberarle de la condena y culpa del pecado… ¿Le cree? ¿O prefiere hacerlo a su manera? Volviendo al ejemplo de una hipoteca: Un millonario digno de confianza le ofrece pagarle su deuda con el banco para liberar su hipoteca para que usted viva en libertad financiera y disfrute de su casa… ¿Qué haría usted? ¿Rechazaría esa oferta porque usted cree que tiene una mejor solución?
¿Qué quiere hacer con el ofrecimiento de Dios, con las buenas noticias? ¿Quiere ser verdaderamente libre? Permítale a Cristo entrar en su vida, ríndase y conózcale más a través de Su Palabra, no intente en vano pagar una deuda inalcanzable. Él ya la pagó, sólo créale.
Colaboración de:
Luis Alonso Cabezas Álvarez
Equipo Pastoral
Comunidad Bíblica de la Gracia
San Antonio de Belén, Heredia