Plan de Lectura: Salmos 120-122 & Proverbios 11.
Estaba ardiendo una casa. Todos se habían salvado, excepto un niño que se encontraba en el segundo piso. La escalera estaba en llamas y llena de humo. No había salida sino por la ventana.
– ¡Papá, papá! ¿Cómo voy a escapar? – gritó el niño.
– ¡Aquí estoy – le gritó a su vez el padre -; déjate caer, que te recibiré en mis brazos! ¡Tírate, Carlitos, que yo te recibiré!
Carlos salió a gatas por la ventana, pero allí quedó atrapado porque tenía miedo. Sabía que era muy largo el trecho hasta la calle.
– ¡Suéltate, déjate caer! – le gritó el padre.
– No puedo verte, papá.
-Pero yo sí te veo. Aquí estoy. Ten confianza. Suéltate, que yo te salvaré.
– Tengo miedo de caer.
-¡Suéltate, tírate! – gritaban otras voces -. Tu padre te recibirá con toda seguridad. No tengas miedo.
Al fin, acordándose de la fuerza y del amor de su padre, el niño recobró la confianza y se dejó caer. Segundos después, se halló sano y salvo en los brazos de su padre.
En el Sermón del Monte, después del padrenuestro en que nos enseña a orar, Jesucristo, el Hijo de Dios, refuerza con una comparación esa relación de padre e hijo que tenemos con el Padre celestial. «¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? —dice a modo de interrogación retórica—. Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos —concluye Cristo—, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!»
Ese poder y ese deseo de Dios de darnos a nosotros sus hijos lo que nos convenga se remonta a los tiempos en que los salmistas de Israel representaban implícitamente al Señor su Dios como el Padre celestial que, en los momentos de mayor ansiedad, sabe cuidar perfectamente a sus hijos. Uno de los más citados de esos salmos, que bien pudo haberle infundido aliento tanto a Carlos como a su padre en la anécdota, es el Salmo 121 que está en la lectura para hoy.
La lectura de este día pertenece a los salmos “Graduales” o en “Ascenso” (120-134). Estos salmos pueden hacer referencia a su viaje a Babilonia, también pueden relacionarse con la “escalinata” descrita en Nehemías 3:15 y 12:37. Ten en mente que estos salmos eran cantados en una forma procesional hasta el Templo durante sus fiestas: Pascua/Panes sin Levadura, Pentecostés y Día del Perdón/Tabernáculos.
1. Salmo 120. ¿Cuándo te ha contestado Dios en tus angustias? ¿Cuándo has sufrido calumnias? ¿Cuándo has añorado la paz? Todos hemos experimentado esto. Compartamos el mensaje de paz y vida de la cruz, pero recordemos siempre que el mundo es un lugar venenoso y peligroso (Mateo 10:16).
2. Salmo 121. La palabra “guardar” en diferentes tiempos gramaticales es la clave en este verso: ¿Cómo les ayudaba esta canción a los peregrinos? ¿Cómo te confortan las verdades expresadas en este salmo? (Mateo 6:13 y 1Crón. 4:10). Nuestro Dios Creador es también el Redentor y el Compañero en el viaje de la vida.
3. Salmo 122. No debemos olvidar que estos eran salmos de peregrinación, y el tema central de estos 3 primeros salmos podríamos resumirlos con la frase: “Cuando llegan las dificultades”. Al fin llegan a la ciudad para adorar a su Dios, ¿Por qué David ora por la paz de Jerusalén? ¿Por qué debemos orar por la unidad y la paz dentro de nuestra iglesia? ¿Es nuestra iglesia un lugar de paz o de contiendas a causa nuestra?
4. Proverbios 11. ¿De qué virtudes habla este capítulo? ¿Cuáles consejos crees que son útiles para ponerlos en práctica? Considera lo que dice 2Timoteo 3:16, 17.