Lectura: Salmos 4:1-8

En ocasiones por más que lo intentemos, terminamos dando vueltas en la cama, acomodando la almohada de diferentes formas, pero finalmente no podemos dormir.

Hace algún tiempo leí un artículo que brindaba algunas buenas sugerencias sobre cómo dormir mejor durante la noche, pero lo más chistoso del caso es que el artículo concluía que, en realidad, no hay una “manera correcta” de dormir.

Y es que en verdad existen múltiples razones por las que se nos va el sueño, y en muchos casos, no podemos hacer nada al respecto. No obstante, en ocasiones ese indeseado insomnio se debe a ansiedades, preocupaciones o sentimientos de culpa.   Cuando esto sucede, podemos seguir la fórmula que David cita en el Salmo 4 y que puede ayudarnos.  

En el Salmo 4, David clamó a Dios pidiéndole misericordia y que escuchara su oración (v. 1). También trajo a su mente que el Señor ciertamente lo oía cuando lo invocaba (v. 3). Por eso, el salmista nos insta: “Reflexionen en su corazón sobre su cama y estén en silencio” (v. 4). Centrar nuestra mente en la bondad, la misericordia y el amor de Dios, y en el amor a su Palabra, a nuestros seres queridos y a nosotros, puede ayudarnos a confiar en Él (v. 5).

El Señor desea ayudarnos a dejar de lado nuestras preocupaciones en cuanto a cómo solucionar nuestros problemas, y a confiar en que Él se ocupará de darnos una salida. Dios puede dar alegría a nuestro corazón (v. 7) para que podamos acostarnos y dormir en paz, porque solamente Él nos hace vivir confiados (v. 8).

  1. Vuelve a encontrar la paz y el descanso para tu corazón, reflexiona en las extraordinarias palabras que encuentras en la Palabra de Dios.
  2. Confía en el Señor, Él tiene todo bajo su control.

HG/MD

“En paz me acostaré y dormiré; porque solo tú, oh Señor, me haces vivir seguro” (Salmos 4:8).