Lectura: Proverbios 15:1-7

Hace algún tiempo hablé con un joven quien había tenido algunos problemas con sus profesores, dentro de los puntos que tocamos en la conversación estuvo la forma de hablar hacia otras personas, su respuesta fue la siguiente: “Mi papá y mi mamá no creen que está mal decir de vez en cuando palabrotas.  Es más, ellos las dicen todo el tiempo”.

Cada vez es más común oír a personas usando palabras inapropiadas y de doble sentido aun entre los creyentes.  No obstante, no deberíamos adaptarnos a las cosas que para el mundo son habituales, tal como lo recomienda el apóstol Pablo: “Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes” (Efesios 5:15)

Saber usar las palabras correctas nos puede ayudar a resolver conflictos y situaciones que se nos presentan en el día a día, tal como lo indica el autor de Proverbios 15:1-2 “La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor.  La lengua de los sabios embellece el conocimiento, pero la boca de los necios expresa insensatez”.

También nos ayudará a expresar mejor nuestras ideas: “En las muchas palabras no falta pecado, pero el que refrena sus labios es prudente” (Proverbios 10:19).

Por último, la gente notará la diferencia que existe en nosotros al no usar palabras inapropiadas y se preguntará el motivo por el cual no las usamos, esto en muchas ocasiones nos permitirá compartir la razón por la cual somos diferentes y eso es debido a la fe que hemos depositado en nuestro Señor y Salvador Jesús.

  1. No seas una copia barata de otros, muestra quién eres, el hijo o hija de un Rey.
  2. Las palabras pueden abrir y cerrar puertas, úsalas sabiamente.

HG/MD

“Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen” (Efesios 4:29).