Lectura: 1 Corintios 12:4-14
Desde niño Wilson Bentley (1865 -1931), estaba fascinado con la compleja belleza de los copos de nieve. Trataba de observarlos a través del rudimentario microscopio que su madre le había obsequiado, y hacía cientos de bocetos de sus increíbles diseños; pero había un problema, se derretían demasiado rápido como para captarlos detalladamente.
En 1885, a sus 20 años, tuvo una gran idea que cambió su vida; de manera creativa pudo conectar al microscopio su cámara de fuelle y, después de varios intentos lo consiguió, logró tomar la primera fotografía de un copo de nieve; a esta le siguieron al menos cinco mil fotografías de la delicada creación de Dios, cada cual con un diseño único. Los describía como “pequeños milagros de belleza” o “flores de hielo”.
Aunque todos vienen de una misma fuente que es el agua, no existen dos copos de nieve iguales. Lo mismo ocurre con los seguidores de Jesús. Todos venimos del mismo Padre Creador, pero continuamos siendo únicos, singulares, dicho en palabras simples, diferentes.
Debido a su maravillosa creatividad, Dios ha decidido juntar a personas totalmente distintas y formar un cuerpo unificado, además, nos ha dado diversas habilidades. Al describir la variedad de dones a los creyentes, Pablo escribe: “hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo. Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos” (1 Corintios 12:4-6).
Así que, gracias a tus dones otorgados por el Espíritu Santo (1 Corintios 12), puedes ofrecerle a otros ayuda y servicio.
- Eres una expresión única del amoroso diseño de Dios.
- Señor, ayúdame a usar mis dones para servirte a Ti y a las personas que están a mi alrededor.
HG/MD
“Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo” (1 Corintios 12:4).





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