Lectura: Romanos 13:8:10

Vivimos en un mundo que se mueve a una velocidad increíble, el cual hace que respondamos ante los desafíos que se nos presentan y por ello nuestro estilo de vida demuestra quienes somos realmente, pero ¿qué muestra nuestro estilo de vida?  Entre otras cosas lo que muestra es si estamos centrados en nosotros mismos o por el contrario, si vivimos al servicio de los demás (Romanos 13:8).

Un conocido novelista, escribió una declaración completamente egocéntrica para un personaje de uno de sus libros: “La palabra nosotros, no debe pronunciarse nunca…veo el rostro de un dios, y elevo ese dios sobre toda la tierra…, el cual dará gozo, paz y orgullo.  Este dios, esta palabra: Yo”.

Pero, ¿cuáles son los resultados de vivir centrados en nosotros mismos?  Por supuesto, vivir de esta forma produce orgullo y por supuesto no da gozo, ni trae paz y sin duda finalmente terminará haciéndonos infelices, pues el egocentrismo ha tomado tanto de nuestro ser, que no habrá espacio para nadie más y mucho menos para Dios.

La Biblia nos dice completamente lo opuesto a la filosofía de una vida egocéntrica, nos exhorta a tener una vida abundante, pero no centrada en nosotros mismos, sino una vida que demuestra amor hacia nuestros semejantes (V.9).  El mismo Pablo amplía esta verdad de la siguiente forma: “Pero con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros” (1 Tesalonicenses 4:9).

  1. Cuando vivimos una vida de servicio según la voluntad de Dios, obtendremos del Espíritu Santo: “justicia, paz y gozo”.
  2. El amor abre la puerta para pasar del egoísmo al servicio.

HG/MD

“Esto les mando: que se amen unos a otros” (Juan 15:17).