Lectura: Mateo 16:1-4
Un grupo de fariseos y saduceos (líderes religiosos), le pidió a Jesús que les diera una “señal del cielo” (Mateo 16:1). Estas personas habían sido testigos de muchos de sus milagros, pero en lugar de darle la gloria a Dios por lo que habían visto, le atribuyeron a Satanás esos milagros.
Esos líderes religiosos no estaban haciendo esta solicitud para que la gente aceptara a Jesús, o que viendo sus milagros las personas se acercaran más a Dios, tal como lo había hecho en su momento Elías al pedirle a Dios que consumiera el sacrificio depositado sobre el altar (1 Reyes 18:30-40), o cuando Josué le pidió al Señor que el sol y la luna se detuvieran (Josué 10:12-14). A diferencia de Elías y Josué, estos dos grupos que normalmente no se mezclaban, se unieron con un fin común: probar a Jesús.
Al ver su hipocresía, Jesús les dijo que aunque ellos eran muy buenos para predecir el tiempo con tan solo mirar el cielo, no eran capaces de leer “las señales de los tiempos”, las cuales habían sido evidencias por medio de las enseñanzas y milagros de nuestro Señor (Juan 16:3).
Algunas personas me han dicho que creerían en Jesús si tan sólo les mostrara ante sus ojos los milagros que están registrados en los Evangelios. No obstante, ¿qué les hace pensar que reaccionarían de forma diferente a los líderes religiosos que habían visto con sus ojos los milagros realizados por el Señor?
La persona que realmente quiere acercarse a Jesús de forma sincera, hallará las evidencias necesarias para creer con fe. Tanto los milagros como la misma resurrección de Jesús son acontecimientos históricos creíbles, exigir más evidencias claramente demuestra el corazón y pensamientos de las personas; la mayoría de las veces muestra el odio o la confusión que adversan la obra de nuestro Dios.
- Para acercarse a Jesús es necesario un corazón sensible, y la fe: “es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven” (Hebreos 11:1).
- El mejor milagro que puedes ver es: millones de personas que sencilla y honestamente siguen a Jesús.
HG/MD
“La fe es la constancia de las cosas que se esperan, la comprobación de los hechos que no se ven” (Hebreos 11:1).