Lectura: Mateo 7:21-27

Si vives cerca de la región costera del océano Pacífico, de seguro estarás acostumbrado a sentir un temblor de vez en cuando. El 90% de los terremotos del mundo y el 81% de los más intensos se producen allí, y comúnmente esta región se encuentra llena de volcanes activos, por eso la llaman el “cinturón de fuego”.

Debido a esta situación la mayoría de los países que se ven afectados han planificado cuidadosamente su estrategia para minimizar los daños que este tipo de eventos pueden ocasionar, como por ejemplo construir casas y edificios sobre cimientos muy estables y resistentes.

Nuestro Señor Jesús les dijo a sus seguidores que un cimiento estable es esencial para construir una vida: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña. Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa. Pero no se derrumbó, porque se había fundado sobre la peña” (Mateo 7:24-25).

Así que el fundamento que Jesús nos brinda nos dará la estabilidad que necesitan nuestro corazón y nuestra vida, ahora y en el futuro.

1. Al permitir que la sabiduría del Señor nos guíe en nuestras relaciones interpersonales, decisiones y prioridades, descubrimos que Él proporciona el cimiento más confiable sobre el cual puede edificarse una vida.
2. Construye tu vida y relaciones sobre el cimiento que nos brinda nuestro Señor Jesús.

HG/MD

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la peña” (Mateo 7:24).