Lectura: Marcos 14:32-42
A unos amigos les encanta pasar tiempo con sus nietos; en el invierno acostumbran a ir juntos detrás de su casa a deslizarse sobre la nieve en sus trineos de plástico. Bajan rápidamente la colina en diez segundos y, después, suben a lanzarse otra vez.
No obstante, también tengo otros amigos más jóvenes a quienes les gusta ir a montañas nevadas y hacen algo parecido. Suben con sus trineos a la cima de la montaña, y durante diez o veinte minutos, dependiendo del grado de valentía, bajan a toda velocidad tratando de seguir vivos.
Diez segundos en el patio trasero de la casa de los abuelos o diez minutos en una montaña de Alaska…, en ambos casos el factor común son los trineos de nieve, pero hay una gran diferencia.
Esto es similar a la oración. A veces, hacemos una oración de “diez segundos en el patio”, rápida, repentina o dando gracias antes de comer. Otras, oramos “bajando de un monte”: larga e intensamente, con pasión y concentrados en nuestra relación con Dios. Ambas son apropiadas y vitales para la vida.
- Jesús oraba con frecuencia y, a veces, durante largos períodos (Lucas 6:12; Marcos 14:32-42). Sea como sea, presentemos los deseos de nuestro corazón al Dios de los patios traseros y de las montañas de nuestra vida.
- La oración es trascendental en la vida del creyente, ¿y tú has orado hoy?
HG/MD
“Aconteció en aquellos días, que Jesús salió al monte para orar y pasó toda la noche en oración a Dios.” (Lucas 6:12).
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