Lectura: Romanos 16:1-16

Se cuenta una historia muy particular de Winston Churchill, primer ministro inglés durante la primera guerra mundial, quien estaba seguro que las personas que trabajan tras bastidores casi nunca son reconocidas.  Durante ese tiempo terrible de la historia, muchos mineros de carbón ingleses, tenían el deseo de enlistarse y pelear en las líneas del frente.

Churchill reconoció el patriotismo de aquellos hombres y les recordó lo valioso que era su trabajo, debido a la causa que estaban defendiendo, decía: “Unos deben quedarse en las minas y otros deben quedarse en el ejército.  Ambos se necesitan igualmente y ambos reciben el mismo crédito.

Así de esta forma, decía Churchill, si algún día uno de los hijos o hijas de estos hombres les preguntaban sobre lo que habían hecho durante la guerra algunos dirían: “Yo fui piloto de guerra”, otro “Yo estuve en un submarino”; y cuando a estos valientes mineros les tocara su turno, dirían con la misma satisfacción: “Yo produje carbón para miles de calderas, para que miles de familias no pasaran frío”.

El apóstol Pablo también reconocía la importancia de aquellos que trabajan tras bastidores, es por ello que gran parte del capítulo 16 de la carta a los Romanos, es utilizada para honrar a muchos de sus compañeros y hermanos en Cristo; nombres como Febe, Andrónico o Urbano y otros de quienes no se nos cuenta más que su nombre, fueron personas a quienes Pablo quiso reconocer por su servicio valioso para él y sobre todo para el Señor.

  1. Puede que tu servicio para el Señor no sea vistoso, ni se pregone; pero es esencial. ¡Continua trabajando en tu mina, eres valioso para el Señor!
  2. Tu trabajo es tan sólo una parte de la gran obra de Dios.  Da lo mejor de ti al realizarlo (Colosenses 3:17).

HG/MD

“Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3:17.