Lectura: Jeremías 32:6-15

Los ejércitos de Babilonia tenían rodeada a Jerusalén. La resistencia era inútil. Jeremías, el profeta, ya había advertido a los líderes de que la ciudad caería. Ahora, el languidecía en la prisión por profetizar la verdad.

Así como la invasión era inminente, el Señor le informó a Jeremías que uno de sus primos estaba en camino para pedirle que comprara una parcela de la propiedad familiar. Dios le mando a Jeremías que cumpliera con el pedido de su primo (Jeremías 32:7-8).

¡Qué momento para pagar con buena plata por tierra que pronto estaría en las manos del enemigo! Todos los hechos conocidos daban razones en contra esta compra. Pero tal y como Os Guinness nos lo recuerda: “No todos los hechos conocidos son todos los hechos”.

Aunque perplejo (v. 25), Jeremías confió en Dios y compró la propiedad (v. 9). El Señor le aseguro que a pesar de la sombría perspectiva, las personas volverían a poseer “casas, campos y viñas en esta tierra” (v. 15).

A menudo pasamos por tiempos de prueba. Algunos creyentes soportan la persecución. Otros intentan reconstruir sus vidas después de experimentar desastres naturales. Muchos viven con discapacidades y sufrimiento, con muy poca esperanza de recuperación. Los hechos conocidos están en su contra.

Pero Dios, quien vino en la persona de Jesús, está de nuestro lado. Tenemos una esperanza que no decepciona. Los hechos conocidos no son todos los hechos.

1. ¿Haz estado en una situación en la cual todo parece estar en tu contra y al final encuentras una solución a la misma? ¿Cómo hallazte la solución?

2. ¿Cuán a menudo le presentas tus decisiones aunque pequeñas al Señor, para que Él te guíe?

NPD–HVL