Lectura: Romanos 4:13-18

 ¿En qué se diferencia el cristianismo de las demás religiones del mundo?  Años atrás, esa misma pregunta se debatió en una conferencia.  Algunos de los participantes argumentaron que el cristianismo es singular en la enseñanza de que Dios se hizo hombre.  Sin embargo, algunos objetaron diciendo que otras religiones enseñaban doctrinas similares.  ¿Y la resurrección? No – dijeron –  otras religiones creen que los muertos resucitan.  El debate se volvió muy acalorado.

C.S. Lewis el célebre escritor y firme defensor del cristianismo, llegó tarde, se sentó y preguntó: “¿A qué se debe todo este alboroto?”  Cuando se enteró de que todo aquello era un debate sobre la singularidad del cristianismo, inmediatamente  comentó: “Ah, pero es muy fácil.  ¡Es la gracia!”

¡Cuánta razón tenía!  El corazón mismo del evangelio es la suprema verdad de que Dios nos acepta sin ningún tipo de condición cuando ponemos nuestra confianza en el sacrificio expiatorio de su Hijo encarnado.  A pesar de que somos pecadores irremediables.  Dios en Su gracia nos perdona totalmente.  Es por Su gracia infinita que somos salvos, no por el carácter moral, las obras de justicia, el guardar rigurosamente los mandamientos o por el asistir a una determinada iglesia, para evitar malos entendidos no estamos diciendo que llevar una vida agradable ante Dios no tenga sentido, Él quiere que vayamos por camilos rectos.  Sin embargo con respecto al tema de la salvación, cuando aceptamos el perdón completo de Dios, recibimos la garantía de la vida eterna (Tito 3:4-7).

  1. La gracia es el todo por nada para aquellos que no se merecen nada.
  1. Gracia es recibir lo que no merecemos de parte de Dios.

NPD/VCG