Lectura: Gálatas 6:1-10

La tormenta había sido terrible, y por el peso del hielo muchas ramas de los árboles cedieron cortando con ello los cables de electricidad, dejando sin luz a miles de hogares y negocios durante días.

Una familia pudo hacer uso del generador eléctrico para suplir las necesidades básicas de energía, pero no podían cocinar porque el generador no tenía la suficiente capacidad, razón por la cual tuvieron que buscar un lugar donde comer.  Recorrieron muchos kilómetros, pero se encontraron con la cruda realidad de que casi todo estaba cerrado. Por fin, encontraron un restaurante que tenía luz y pensaron en desayunar allí, pero estaba repleto de clientes hambrientos con el mismo problema que ellos.

Una mujer se acercó para tomar el pedido, y les dijo: “No soy empleada de este restaurante. Un grupo de nuestra iglesia estaba desayunando aquí y, al ver que los empleados estaban desbordados con tantos clientes, le dijimos al gerente que estábamos dispuestos a ayudarlos a atender las mesas para aliviarles la carga de trabajo y darle de comer a la gente”.

La disposición de estas personas a servir me recordó las palabras de Pablo: “mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos…” (Gálatas 6:10).

  1. Ante las tantas necesidades que nos rodean, me pregunto qué sucedería si todos le pidiéramos a Dios que nos mostrara hoy alguna oportunidad de servirle a Él y ayudar a las personas.
  2. Te animamos a servir a otros sin recibir nada a cambio, es una experiencia que puede cambiar tu vida.

HG/MD

“Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).