Lectura: Mateo 1:18-25

En contraste a muchos de los villancicos que resuenan proclamando el nacimiento del Salvador, «He aquí, cómo una rosa alguna vez floreció» es una canción suave. Sus palabras y su música captan la afirmación silenciosa, casi absurda de que una rosa de esperanza ha florecido en el invierno de la desesperación del mundo. Escrita en el siglo 15 por un desconocido poeta alemán, se mantiene queda en medio de nuestra prisa navideña moderna, llevando un mensaje de gozo para todos aquéllos que se detengan a escuchar.
¡He aquí, cómo una rosa alguna vez floreció
brotando de un tallo tierno!
Viniendo del linaje de Isaí,
Tal y como hombres de antaño lo cantaron.
Vino, una florcita brillante,
En medio del frío del invierno,
Cuando ya la mitad de la noche pasada estaba ya.

La canción habla de una época cuando las rosas no florecían y de una noche a medio pasar, una época cuando las personas a menudo ceden ante la desesperación.

La Navidad puede ser un invierno emocional, una noche oscura cuando las luces de la fiesta se apagan y los alegres saludos quedan mudos por la soledad o el temor. Pero hay esta palabra de esperanza:
Esta Flor, cuya fragancia tierna
Con dulzura llena el aire,
Disipa con glorioso esplendor
La oscuridad en todas partes;
Verdadero hombre, pero el mismo Dios,
Del pecado y de la muerte nos salva,
Y aligera toda carga.

Una rosa ha florecido a medianoche en el invierno. ¡Cristo el Salvador ha nacido!

1. Deja que florezca esa Rosa en el jardín de tu vida.

2. Deja que el perfume de esta Rosa, llegue a otros que están al lado tuyo y comparte su grato olor de salvación.

NPD/DMC