Lectura: Números 6:22-27

Muchos estudios han demostrado que sonreír es muy bueno para la salud, por ejemplo, algunos indican que tan sólo el hecho de sonreírle a alguien disminuye la frecuencia cardíaca y reduce el estrés.

Asimismo, es una verdad que la sonrisa no sólo le hace bien a quien la brinda con sinceridad, sino que también bendice a quien la recibe.  Y es que, sin pronunciar una sola palabra, podemos transmitirle a los demás que estamos agradecidos y contentos al estar con ellos.

A pesar de que la vida no siempre nos da motivos para sonreír, cuando vemos una sonrisa de corazón en el rostro de un niño o en el rostro de un anciano que se asoma a través de las arrugas producidas por los años, esto nos motiva a continuar adelante.

Las sonrisas también pueden verse como una señal de la imagen de Dios en nosotros.  Por ejemplo, en la bendición registrada en el libro de Números vemos un indicio de que el Señor “sonríe”: “El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. El Señor levante hacia ti su rostro, y ponga en ti paz” (Números 6:25-26).  Estas palabras son una expresión idiomática hebrea que habla del favor de Dios en la vida de una persona al pedirle que resplandezca su rostro sobre alguien, dicho en otras palabras, que les sonría a sus hijos.

  1. Una sonrisa es capaz de abrazar a una persona con amor sin siquiera tocarla.
  2. Sonríe al recordar que Jesús te ama y que le agrada derramar su gracia y hacer resplandecer su rostro sobre ti.

HG/MD

“El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. El Señor levante hacia ti su rostro, y ponga en ti paz” (Números 6:25-26).