Lectura: Mateo 16:13-20.

Sofía nació cuando su hermano mayor tenía 20 años.  Esta diferencia de edades siempre provocó muchas situaciones divertidas en la familia.

Un ejemplo de ello fue cuando llegó el momento de la graduación de Sofía en su escuela secundaria y tanto la mamá como su hermano mayor la acompañaron. Cuando el acto de graduación terminó muchas personas llegaron a saludarlos diciéndoles que los felicitaban como padre y abuela de Sofía, lo cual era por supuesto incorrecto.  Al inicio ellos intentaron explicar la situación, pero luego de la cuarta aclaración decidieron que ya no iban a corregir a quienes los felicitaran, este fue un cómico caso de identidad equivocada.

Jesús también les preguntó a los fariseos sobre su identidad: “… ¿Qué piensan acerca del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David” (Mateo 22:42). La identidad del Mesías era un asunto crucial, y la respuesta de ellos fue correcta, pero incompleta. Las Escrituras afirmaban que el Mesías vendría y reinaría sobre el trono de David, pero Jesús les recordó que, si bien David era antepasado de Cristo, también sería alguien más, ya que David lo trató de “Señor”.

Pedro respondió acertadamente a una pregunta similar: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!” (Mateo 16:16). Aún hoy, la pregunta sobre la identidad de Jesús es más importante que todas las demás, y es de relevancia eterna que no cometamos ningún error al entender quién es Él.

  1. Y para ti, ¿Quién es Jesús?  La respuesta a esta pregunta determinará tu destino eterno.
  2. Si la respuesta es: “Sí, sé quién es Jesús”, entonces vive según su voluntad.  Si la respuesta es: “No sé”, es necesario que te expliquen sobre el sacrificio de Jesús en la cruz por tus pecados y su posterior resurrección, por la cual puedes, si aceptas su oferta de salvación, tener vida eterna en Él.

HG/MD

“Respondió Simón Pedro y dijo: ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!” (Mateo 16:16).