Una parábola es, literalmente, algo que se «coloca al lado» de otra cosa. Las parábolas de Jesús fueron historias que se «colocaron al lado» de una verdad con el fin de ilustrar esa verdad. Sus parábolas eran ayudas de enseñanza y se pueden considerar como analogías extendidas o comparaciones inspiradas. Una descripción común de una parábola es que es una historia terrenal con un significado celestial.
Durante un tiempo en Su ministerio, Jesús se apoyó mucho en las parábolas. Les contó muchas de ellas; de hecho, según Marcos 4:34, «Y sin parábolas no les hablaba». Hay alrededor de 35 parábolas de Jesús registradas en los Evangelios Sinópticos.
Su propósito
No siempre ha sido así. En la primera parte de Su ministerio, Jesús no había usado parábolas. De repente, comienza a contar parábolas de forma exclusiva, para sorpresa de Sus discípulos, que le preguntaron, «¿Por qué les hablas por parábolas?» (Mateo 13:10).
Jesús explicó que Su uso de las parábolas tenía un doble propósito: revelar la verdad a los que querían conocerla y ocultar la verdad a los que eran indiferentes. En el capítulo anterior (Mateo 12), los fariseos habían rechazado públicamente a su Mesías y blasfemaron contra el Espíritu Santo (Mateo 12:22-32). Cumplieron la profecía de Isaías sobre un pueblo de corazón duro y espiritualmente ciego (Isaías 6:9-10). La respuesta de Jesús fue comenzar a enseñar en parábolas. Aquellos que, como los fariseos, tenían un prejuicio preconcebido contra la enseñanza del Señor, considerarían las parábolas como una tontería irrelevante. Sin embargo, aquellos que realmente buscaban la verdad lo entenderían.
Jesús se aseguró de que Sus discípulos entendieran el significado de las parábolas: «Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo» (Marcos 4:34).
La interpretación de una parábola puede presentar algunos desafíos para el estudiante de la Biblia. A veces, la interpretación es fácil porque el Señor mismo la dio: la Parábola del Sembrador y la Parábola del Trigo y la Cizaña se explican en Mateo 13.
Principios que ayudan a interpretar las otras parábolas
- Determinar el alcance de la verdad espiritual que se presenta. A veces, una parábola va precedida de algunas palabras introductorias que proporcionan un contexto. Por ejemplo, con frecuencia Jesús precedió a una parábola con las palabras «así es como es el reino de los cielos». Además, antes de la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos, leemos esto: «A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola» (Lucas 18:9). Esta introducción describe el tema que se ilustra (la justicia propia y el orgullo espiritual).
- Distinguir entre el punto principal de la historia y lo que hay para apoyar la narración de la historia. En otras palabras, no todos los detalles de una parábola tienen un profundo significado espiritual. Algunos detalles están simplemente ahí para ayudar a que la historia parezca más realista. Por ejemplo, en la propia interpretación que Jesús hace de la Parábola del Sembrador, no comenta el hecho de que hay cuatro (y sólo cuatro) tipos de suelo diferentes. Ese detalle era insignificante para el punto general que Jesús estaba haciendo.
- Comparar la Escritura con la Escritura. Este principio básico de la hermenéutica es invaluable cuando se estudian las parábolas. Las parábolas de Jesús nunca se contradicen con el resto de la Palabra de Dios, la cual vino a expresar (Juan 12:49). Las parábolas están destinadas a ilustrar la doctrina, y las enseñanzas que Jesús reveló son claramente enseñadas en otras partes de la Biblia.
Parábolas fuera de los Evangelios
Hay otras parábolas en la Biblia además de las que se encuentran en los Evangelios. El libro de Proverbios está lleno de analogías: cuando Salomón usó una comparación para enseñar una verdad, especialmente en un paralelismo emblemático, el resultado fue una simple parábola. Por ejemplo, Proverbios 20:2 dice: «Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo». El rugido de un león es «colocado al lado» de la ira de un rey con el propósito de comparar. Esa es la esencia del lenguaje de las parábolas.
Después de contar algunas de sus parábolas, Jesús dijo, «El que tenga oídos para oír, que oiga» (Marcos 4:9, 23). Este fue un llamado a escuchar las parábolas, no sólo como alguien que escucha una historia ordinaria, sino como alguien que busca la verdad de Dios. Que Dios nos conceda a todos los oídos para «oír» de verdad.
Adaptado de: Gotquestions.org/espanol