Lectura: 2 Samuel 12:1-13
Uno de los grandes problemas con que las misiones espaciales tienen que luchar es la “basura espacial”. Según cálculos de la Agencia Espacial Europea, existen más de 26.000 objetos medianos que están orbitando el planeta, de los cuales solo 2.800 tienen alguna función mientras que el resto son desechos sin ninguna utilidad. Además, si se cuentan los más pequeños que alcanzan al menos 1 centímetro, su número aumenta a 110.000, y debido a la velocidad que desarrollan, pueden causar daños en satélites o naves espaciales, pues viajan a una velocidad de 7.2 kilómetros por segundo.
En total, el peso de toda esta “basura espacial” llega a los 1.8 millones de kilogramos, y son las consecuencias no deliberadas de la carrera espacial que se viene librando desde los años 50’s del siglo pasado.
Como creyente también tienes que lidiar con la “chatarra” que genera el pecado debido a tus acciones; por ejemplo, cuando Acán robó y escondió en sus tiendas el botín prohibido, esto le costó la vida (Josué 7). El pecado de adulterio del rey David, provocó toda una serie de conflictos familiares que terminó con la muerte de muchas personas (2 Samuel 15-18).
Y tú, ¿has detectado en tu vida algún tipo de “basura”? Las consecuencias del pecado inevitablemente se acumulan, pero cuando te arrepientes y reconoces tus errores ante Dios, Él promete limpiarte y perdonarte (1 Juan 1:9). Pide a Dios sabiduría para aprender de tus errores y para que Él te ayude a tomar buenas decisiones en el futuro.
- Hoy es un buen día para pedir perdón, busca maneras en las cuales puedas reparar los daños que tus actos y conductas han generado (Lucas 19:1-8).
- La ley de la siembra y la cosecha aún sigue vigente con sus consecuencias para bien y para mal (Gálatas 6:7).
HG/MD
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).