Lectura: Santiago 5:7-11

Un reciente estudio publicó las principales razones por las cuales las personas pierden la paciencia; la tercera es esperar a una persona que llega tarde a una cita o reunión, la segunda es esperar haciendo cola o fila, y el primer lugar es esperar a que lo atienda un agente de servicio de cualquier tipo. Ciertamente, la impaciencia es una característica común.

El escritor de la carta de Santiago escribió sobre un grupo de creyentes que luchaban para tener paciencia hasta que Jesús volviera (Santiago 5:7).

Eran épocas de explotación y angustia, y Santiago los alentaba a “programar su temperamento” a largo plazo. Al desafiarlos a que perseveraran en medio del sufrimiento, intentaba estimularlos para que permanecieran firmes y vivieran de manera sacrificada hasta que el Señor volviera para arreglar todo: “Tengan también ustedes paciencia; afirmen su corazón, porque la venida del Señor está cerca” (v. 8).

Los animaba a ser como el granjero que espera pacientemente a que llegue la lluvia y la cosecha (v. 7), y como el patriarca y profeta Job, quien demostró perseverancia en las dificultades (vv. 10-11). La línea de llegada estaba cerca y Santiago alentaba a los creyentes para que no abandonaran.

  1. Cuando somos probados en el horno de la angustia, Dios desea ayudarnos a seguir viviendo por fe y confiar en su compasión y misericordia (v. 11).
  2. La paciencia es un hábito que se desarrolla con el tiempo, sabiendo que, en Quien hemos depositado nuestra fe es digno de confianza.

HG/MD

“Por lo tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba las lluvias tempranas y tardías” (Santiago 5:7).