Lectura: Efesios 5:1-13

Un amigo estaba muy ilusionado porque, con mucho esfuerzo, había comprado una cabaña en un lugar montañoso que le encantaba a él y a su familia.

Ilusionados se fueron a su primer fin de semana en la montaña; lo que menos se imaginaban era que ese día en la noche tendrían visitas inesperadas, se trataba de murciélagos, pero, pensando que aquello había sido una desafortunada coincidencia no les molestó.

Sin embargo, la siguiente vez que fueron volvieron a recibir la visita de aquellos animales.  Así que realizaron una investigación y se dieron cuenta de que esos voladores, aparte de poder transmitir múltiples enfermedades, no necesitaban de mucho espacio para entrar a las habitaciones, así que en la tercera visita mi amigo se llevó su pistola de silicona y selló todas las aberturas que logró encontrar.

En Cantares 2:15, Salomón menciona a otro animal problemático.  Escribe de algo muy cotidiano en ese entonces, habla del problema que ocasionaban las pequeñas pero destructivas zorras que destruían los tiernos pámpanos, echando a perder con ello la producción de uvas, lo cual podía implicar el desastre económico para una comunidad completa.

Esto es un simbolismo para las situaciones o pecados que a nuestros ojos parecen insignificantes, pero que pueden terminar arruinando una vida.  Es por ello que el autor insta a destruir estas amenazas que a simple vista parecen ser inofensivas (Efesios 5:3-4).

La buena noticia es que con la ayuda del Espíritu Santo podemos resistir las tentaciones y mantenernos alejados de los hábitos pecaminosos (Romanos 8:4).

  1. Identifica esos pecados “pequeños” que parecen insignificantes en tu vida y sácalos con la ayuda de Dios.
  2. Permite que Dios llene tu vida y con ello podrás vivir conforme a su voluntad, de forma agradable y plena en Él.

HG/MD

“Atrápennos las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas, pues nuestras viñas están en flor” (Cantares 2:15).