Lectura: Lucas 18:1-8

Existen cosas que debemos hacer y comúnmente olvidamos, por ejemplo: revisar el estado de cuenta de nuestras tarjetas de crédito o débito, en el caso de que tengamos automóvil olvidamos realizar los cambios de aceite y filtros, hacernos un chequeo médico, orar, sí, ¡orar!

Nuestro Señor nos aconsejó que debíamos “orar siempre y no desmayar” (Lucas 18:1), adicionalmente el apóstol Pablo nos vuelve a recordar nuestra necesidad de orar sin cesar (1 Tes.5:17).

Ninguno de nosotros puede negar que nuestras vidas serían más plenas y estaríamos mejor preparados para enfrentar los desafíos de la vida, si habláramos con Dios diariamente.  No obstante, y lastimosamente, es una realidad que la mayor parte de los creyentes no apartan el tiempo suficiente para esta labor diaria, lo cual acarrea sed y debilidad espiritual.

Oswald Chambers (1874-1917), lo expone de la siguiente forma en su libro Santa ocupación (A Holy Occupation): “Podemos estorbar el tiempo que debemos pasar con Dios recordando que tenemos otras cosas que hacer.  ‘No tengo tiempo’. ¡Claro que no tienes tiempo!  Saca el tiempo, sacrifica otros intereses para darte cuenta de que el centro del poder en tu vida es el Señor Jesucristo”.

Si no revisamos el estado de cuenta, ni le damos mantenimiento al auto, y tampoco nos hacemos el chequeo médico, podríamos enfrentar graves problemas en nuestra vida.  Pero si descuidamos la oración, perderemos el contacto con Dios y como consecuencia tu vida espiritual tenderá al caos.

  1. Si estás demasiado atareado y no “tienes tiempo para orar”, debes preguntarte urgentemente en qué estás ocupando el tiempo y cuáles son tus prioridades en la vida.

 

  1. ¿Y tú, ya oraste hoy?

HG/MD

“Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar.” (Lucas 18:1).