Lectura: Mateo 25:1-13

Todavía recuerdo la noche en que me quedé fuera de mi casa. Mi esposa y nuestro hijo acababan de salir a una reunión de su escuela, mientras que yo salía a despedirlos cerré el garaje.  De repente un fuerte viento sopló y cerró la puerta principal, al intentar abrirla descubrí que la puerta estaba cerrada y además las otras puertas y ventanas también estaban cerradas y no tenía el control remoto para abrir el garaje.  En fin todo estaba bien cerrado y seguro dentro de la casa, incluso el celular y las llaves. Por lo que no tuve más remedio que permanecer en el aire frío hasta que mi familia regresó.

Mientras estuve sentado allí durante varias horas, pensé en lo terrible que será para todos los que estarán “fuera” del cielo por toda la eternidad.  Muchos de ellos serán culpables de haber esperado demasiado tiempo y que nunca haber recibido el regalo de salvación que  Cristo ofrece, se enfrentarán pronto a la terrible realidad de que la puerta de salvación se cerró para ellos por siempre.

En la parábola de las diez vírgenes, Jesús les dijo a cinco de ellas que se habían preparado para la venida del Esposo.  Cuando llegó, ellas «entraron con él a la boda» (Mt. 25:10). Más tarde, sin embargo, cuando las otras cinco vírgenes necias trataron de entrar, ¡la puerta ya estaba cerrada! En respuesta a sus súplicas, él les contestó: “¡No, no las conozco!” (v.12).

1. Si Cristo volviera en este momento, millones compartirían un destino similar. ¿Qué pasaría contigo?  Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.”(Jn 10:9 NVI). ¿Has aceptado el perdón a través de la fe en el Salvador? ¡No te arriesgues a quedarte afuera!

2. Nunca es demasiado pronto para recibir a Cristo, ¡pero en cualquier momento podría ser demasiado tarde!

NPD/RDH