Lectura: 1 Timoteo 6:6-10
Una encuesta realizada en línea dio como resultado que el 52% de las personas relacionadas con negocios, corredores de bolsa, banqueros inversionistas y otros profesionales de servicios financieros, estaban involucrados en actividades ilegales, publicidad engañosa o creían que tal vez necesitaría hacerlas para tener éxito.
El estudio concluye diciendo que estos líderes financieros “han perdido su brújula moral” y “aceptan las maniobras corporativas como un mal necesario”.
Al entrenar al joven Timoteo, el apóstol Pablo le advirtió que el amor al dinero y el deseo de enriquecerse había hecho que algunos se perdieran, cedieran a las tentaciones y abrazaran “muchas pasiones insensatas y dañinas” (1 Timoteo 6:9). El apóstol consideraba que “el amor al dinero” (no el dinero en sí) era causa de “todos los males” (1 Timoteo 6:10); en especial, al desplazar la dependencia de Dios.
Cuando aprendamos que el Señor es la fuente de todo lo que tenemos, encontraremos en Él la satisfacción que las posesiones materiales no brindan. Cuando procuremos la santidad en vez de las riquezas, tendremos deseos de ser fieles con lo que hemos recibido.
- En estos días de gran consumismo cultivemos una actitud de contentamiento en Dios y sometámonos fielmente a Él, porque nuestro Proveedor se ocupará de nosotros.
- No menospreciemos los valores y los principios espirituales que son la guía para las grandes y las pequeñas decisiones que tomaremos en la vida.
HG/MD
“y que desde tu niñez has conocido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15).
Me ha impactado profundamente la lectura de su devocional. La encuesta que menciona sobre las prácticas inmorales en el ámbito financiero es alarmante y subraya la pérdida de dirección ética en nuestra sociedad. Su reflexión sobre el pasaje de 1 Timoteo 6:9-10 es un recordatorio poderoso de los peligros del amor al dinero y cómo puede alejarnos de los valores y principios espirituales.
Me parece muy pertinente su llamada a cultivar una actitud de contentamiento en Dios. La distinción que hace entre contentamiento y conformismo es clave. El contentamiento nos invita a estar satisfechos y agradecidos por lo que tenemos, reconociendo a Dios como la fuente de todas nuestras bendiciones, mientras que el conformismo nos lleva a una resignación pasiva sin buscar mejoras.
En estos tiempos de consumismo extremo, su mensaje de buscar la satisfacción en Dios y ser fieles a nuestros valores es más relevante que nunca. Es un recordatorio de que, si bien las posesiones materiales pueden ser efímeras, la verdadera paz y satisfacción provienen de nuestra relación con el Señor.
Gracias por este devocional tan edificante y por recordarnos la importancia de mantenernos firmes en nuestros principios espirituales.