Lectura: Rut 1:11-18
Los dos niños habían jugado durante toda la tarde con diferentes juguetes, hasta que llegó el turno de las naves espaciales. A uno de ellos su papá le había comprado uno de esos kits especiales que contenían una nave espacial con figuras de acción, mientras que el otro tan sólo tenía algunas naves pequeñas y bastante deterioradas. De repente se oyó un rotundo: “Eso es mío, no lo quiero compartir”, refiriéndose a la nave espacial nueva.
Esta actitud no se limita a los niños, la experiencia humana se caracteriza por la resistencia a compartir generosamente con otros.
Como creyentes en Cristo, se nos ha llamado a compartir con otros, incluso nuestra vida. Un ejemplo de esto lo encontramos en nuestra lectura devocional; Rut hizo esto con su anciana suegra Noemí. A pesar de que Noemí no tenía nada que ofrecerle, Rut en un gesto extraordinario le aseguró que seguiría con ella durante el resto de su vida, incluso le dijo siguiente: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16). Rut mostró de manera práctica cuanto amaba a aquella anciana viuda.
Cada día debemos desafiarnos a tratar de vivir más y más como lo hizo Rut, con compasión y generosidad. Debido a esa actitud de desprendimiento, Dios la bendijo y a través de su descendencia, tuvo un hijo que sería el abuelo del rey David y por supuesto ella nunca se imaginó que finalmente formaría parte de la genealogía de Jesús (Mateo 1:5).
- El mayor ejemplo de desprendimiento nos lo dejó nuestro Señor Jesús, quien no estimó el ser igual a Dios para venir a rescatarnos. ¡Gloria a Dios por eso! (Filipenses 2:5-11).
- Cuando compartimos el amor de Dios con otros mediante actos de misericordia, podemos estar seguros de que el Señor nos mira con aprobación, ya que estamos reflejando al mundo parte de su amor. Comparte con otros el regalo de salvación en Jesús.
HG/MD
“Pero Rut respondió: No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16).