Lectura: Mateo 24:32-44

Seguramente algunas veces habrás oído a personas u organizaciones diciendo que la Biblia es una simple colección de cuentos de hadas. Un niño que mata a un gigante. Un hombre a quien se lo traga un gran pez.  El barco gigante donde entraron todas las especies del planeta. O que un carpintero de una ciudad sin importancia del medio oriente, era Dios y dio su vida por nosotros.

Algunos dicen que las historias que se relatan en la Palabra de Dios son historias para mentes débiles. Lo más triste del caso es que he escuchado a algunos “creyentes” opinando sobre estos acontecimientos bíblicos y diciendo que son sólo cuentos agradables con una buena moraleja.

Sin embargo, Jesús mismo se refirió a Jonás y el gran pez, y a Noé y el diluvio, como eventos reales: “Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento hasta el día en que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37-39). Él afirmó que su regreso sucederá cuando nadie lo espere.

Jesús comparó los tres días de Jonás dentro del gran pez, con los tres días que Él experimentaría en la tumba antes de resucitar (Mateo 12:40). Pedro habló de Noé y del diluvio al compararlo con el día en que Jesús regrese (2 Pedro 2:4-9).

Dios nos dio su Palabra, un libro lleno de verdad y no de cuentos de hadas. Es real, un día viviremos felices para siempre con Él cuando Jesús vuelva a buscar a sus hijos.

  1. Si crees que la Biblia es fantasía, un día despertarás y te darás cuenta de la realidad, de que no era un libro de “había una vez”, sino que es un libro lleno de verdad.
  2. Si buscas un guía para tu vida, empieza por leer la Biblia, te enterarás de que Jesús sí existió, vivió, murió por ti y por mí, y lo más importante, que resucitó y hoy te ofrece su perdón.

HG/MD

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).