Lectura: Mateo 8:18-27

Estoy de acuerdo con la afirmación: “La fe echa fuera al temor y el miedo huye de la fe.” Aunque también sé que ningún creyente está inmune al pánico o al terror.

Un domingo por la noche, el cabello de mi cuello se erizo y mi ritmo cardíaco se elevó, cuando el conductor de un auto que venía tratando de rebasar a otro vehículo cuando no debería haberlo hecho, se vino hacia mí y me vi forzado a salirme de la carretera.

Creyentes que estuvieron atrapados en medio de un gran terremoto, me dijeron que el pánico se apoderó de ellos cuando esto ocurrió.

Los militares que han sobrevivido a bombardeos intensos dicen que cualquiera que diga que no tenía miedo en un momento como esos, es un mentiroso o un tonto.

O las personas que han tenido un accidente o han sido víctimas de un asalto o cualquier otro acto violento, han sufrido y han tenido temor.

No es un pecado sentir pánico o terror, en una situación potencialmente mortal.

Durante una repentina y violenta tormenta, los discípulos fueron reprendidos suavemente al mostrar su “poca fe”, ya que debían haber sabido que nada podría haberles pasado, mientras que Jesús estuviera en su barco.   Sin embargo, ellos hicieron lo correcto al llamarlo a Él: “Señor, ¡sálvanos!” (Mt. 8:25).

Cuando seas presa del miedo, piensa en Dios y conscientemente confía en Él.  El salmista dijo: “Pero cuando tenga miedo, en ti pondré mi confianza.” (Sal. 56: 3).

1. Recuerda, camina hoy en la fe del Señor, no hay enemigo, ni tormenta  que le pueda hacer frente a Él, debido a has confiado en Su Palabra,  debes creer que Él está cerca de ti.

2. La fe puede romper el dominio del miedo.

NPD/HVL