Lectura: Isaías 40:18-31

Alguien me confió que se estaba sintiendo culpable.  Me dijo: “A pesar de que soy creyente, ¡me canso mucho!  Al estudiar las Escrituras me encontré que el pueblo de Dios a veces sufría de fatiga y hasta de agotamiento.  No obstante, la Iglesia de hoy no parece dispuesta a admitir eso.  En nombre de una vida cristiana victoriosa, algunos consideran que la fatiga física es resultado de no confiar, ni obedecer a Dios y esta puede ser una de las razones.

Sin embargo, según Isaías, nuestro Creador espera que sus criaturas finitas se fatiguen de vez en cuando.  Él promete renovar nuestras fuerzas si esperamos en Él (Isaías 40:30-31).  También entiende que nuestra necesidad de fortaleza, al igual que nuestra necesidad de alimentos, no es algo para lo que debe proveer una sola vez y para siempre.

Nuestra opción no es si vamos a fatigarnos o no, sino porque vamos a fatigarnos.  En mi caso personal padecí agotamiento físico durante un largo periodo de tiempo debido a la ansiedad, el temor y la amargura.  Gracias al Señor, estos sentimientos negativos ya no me dominan.  Pero todavía me canso mucho por estoy involucrado en muchas tareas para la obra del Señor y por mi deseo de vivir fielmente como siervo de Cristo.

Hazte una “prueba de fatiga”.  Si tu fatiga se debe a razones erradas, busca humildemente la amante corrección de Dios.  Si tu fatiga se debe a buenas causas, pídele a Dios que te renueve las fuerzas y por qué no, puede ser que debas enfocarte en los ministerios donde tu servicio es más efectivo, recuerda en ocasiones caemos en “activismo”, y no medimos la efectividad de nuestros esfuerzos.

  1. No tienes que sentirte culpable por tu cansancio, busca la causa y actúa.
  1. La fortaleza de Dios es directamente proporcional a nuestra fatiga.

NPD/JEY