Mártires de la Fe
Más de lo que esperaba robar
Oriente Medio, 1990
El microbus se encontraba estacionado en el bazar de la aldea cuando se acerco el ladrón. Al ver dentro la pequeña carpeta de piel, deslizó con rapidez su mano a través de la ventanilla abierta. En segundos ocultó el contrabando debajo de su capa y se alejó apresurado.
Mas tarde esa noche, cuando estaba seguro en casa, la abrió. No era una cartera. Era un libro. No había dinero dentro. Frustrado, deseó lanzarlo, pero en su lugar comenzó a ojearlo y luego a leer pedazos y partes. Al poco tiempo estaba absorto en la historia.
El libro contaba la historia de un Rey que amaba tanto a un lejano pueblo que envió a su propio Hijo para que fuera y viviera entre la gente; hablara su lenguaje y aprendiera sus caminos. Para cuando el hombre termino de leer, había crecido su amor hacia ese Rey. ¿Cuál es la verdad de esta historia? Él la descubrió.
Al mirar en la parte delante del libro, encontró la dirección de su propietario. Fue a la dirección, llevando el libro con él. Cuando tocó a la puerta, no sabía lo que le esperaba. ¡Esto es una locura!, pensó. Es probable que me arreste. Sin embargo, deseaba correr el riesgo a fin de encontrar más acerca del Rey de la historia.
¡Buenas noches y bienvenido!, fue el cálido saludo del hombre que abrió la puerta. “¡Eh, me está devolviendo mi Biblia!”
El “ladrón” fue acogido en una cálida y amorosa reunión de una iglesia. Cuando le dijo al misionero cómo se había robado su Biblia pensando que tenía dinero, el misionero sonrió. “Este es un tesoro mayor que el dinero”.
El misionero ayudó al hombre para que aprendiera mucho más acerca del Rey de la historia y Su Hijo, Jesucristo, y la nueva vida que ofrecía. Antes de marcharse esa noche, ¡se había convertido en el más reciente siervo del Rey en su congregación!
Hoy, ese “ladrón” lidera una iglesia. La combinación de la Palabra de Dios y un deseoso y dispuesto corazón obran constantes milagros. Y no hay mayor milagro que un corazón que estaba muerto, sea revivido por Dios.
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Hebreos 4:12
Tomado de: Locos por Jesús – Vol. II. Pág. 250-251