Lectura: Salmos 119:89-96
La mayoría de nuestros congresos en los diferentes países se reúnen cada año, y reabren el debate sobre cómo hacer frente a los problemas sociales y políticos de los nuestros países. Y como solución plantean a lo largo del año, determinar más y más leyes.
A menudo me maravillo ante la creciente montaña de leyes que tienen nuestros países. A veces es difícil entender por qué tenemos que agregar y cambiar las leyes con tanta frecuencia.
Los sistemas de derecho de nuestros gobiernos contrastan grandemente con el sistema de las normas morales de Dios. Aunque la Biblia registra muchas regulaciones que ya no se aplican a nosotros, también expone verdades universales que nunca cambian. Como dijo David en el Salmo 119:89, “Tu eterna palabra, oh Señor, se mantiene firme en el cielo.”
Todo lo que Dios quiere que sepamos y cómo Él quiere que nos comportemos ha quedado claramente establecido para nosotros en la Biblia. Y la verdad de Dios no debe ser enmendada, votada o vetada.
La Biblia no sólo proporciona los principios que se destacan para siempre, sino que también da alegría (v.92), vida (V.93) y protección (vv.94-95) para los que la leen, y la guardan.
Nuestros legisladores pueden estar haciendo un trabajo admirable, pero nunca pueden darnos algo tan valioso como los estatutos permanentes del Señor. Y no podemos hacer nada mejor que vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
1. Sus palabras escritas en la Biblia en verdad son puras y eternas, pero ¿para ti qué significan?
2. En un mundo cambiante podemos confiar en la Palabra inmutable de Dios.
NPD/DB