Lectura: Apocalipsis 21:1-8
En 1991, el afamado guitarrista británico Eric Clapton quedó devastado por el dolor cuando su hijo de cuatro años, Conor, murió como resultado de una caída de la ventana de un apartamento. Buscando un escape para su dolor, Clapton escribió su tal vez más conmovedora balada: Tears in Heaven (Lágrimas en el cielo). Parece que cada nota tiene un sentido enorme de dolor y perdida que sólo puede entender un padre o una madre que haya perdido a un hijo.
Años más tarde, sin embargo, Clapton dijo sorprendentemente en una entrevista por televisión, “En un sentido, ni siquiera era una canción triste. Era una canción de fe. Cuando [dice que] no habrá más lágrimas en el cielo, creo que es una canción de optimismo -de reencuentro”.
La idea de un reencuentro celestial es efectivamente poderosa. Para todos aquellos que hayan confiado en Jesucristo para su salvación, existe la esperanza de que nos reencontraremos por siempre en un lugar donde “El enjugara toda lagrima de [nuestros] ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). Y, más que nada, es un lugar donde “veremos Su rostro” y estaremos con Cristo mismo para siempre (22:4).
En nuestros momentos de pérdida y dolor, de lágrimas y sufrimiento.
Fuente: NPD/WEC
1. ¿No es consolador saber que Cristo ha comprado para nosotros un hogar celestial donde ya no habrá más lagrimas?
2. ¿Cuando fue la última vez que le pediste a Dios que te ayudará en una determinada situación de dolor? Sabes a veces Dios permite que nos pasen cosas malas, para que nuestro caracter sea más fuerte y maduro (Hebreos 12:5-11).
3. Dale gracias a Dios aun cuando te encuentres en el momento más dificil de tu vida, recuerda el libro de Job.