Lectura: Habacuc 1:1-4; 3:17-19
Uno de los libros más cortos del Antiguo Testamento es el libro de Habacuc. En sus tres breves capítulos vemos una asombrosa transformación de la perspectiva de la vida por parte del profeta. Sus primeras palabras expresan la profundidad de su desesperación, pero al final del libro el mismo termina en las alturas de la alegría.
¿Qué causó este cambio tan notable? ¿Por qué Habacuc comienza con una queja y termina con un canto de alabanza? La respuesta está en tres versos en el capítulo 2. Además del mensaje de Dios sobre el juicio sobre los impíos, el Todopoderoso le dijo al profeta en problemas: «Más el justo por su fe vivirá» ( v.4 ) . También prometió lo siguiente: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.” ( v.14 ) . Finalmente, él le aseguró que “el Señor está en su santo templo.” ( v.20 ). Estas maravillosas verdades eran justo lo Habacuc tenía que oír para levantar su corazón de la profunda depresión en la que se encontraba. Al fijar su mirada en Dios, se levantó por encima de sus circunstancias desalentadoras y encontró una fuente de alegría duradera en el Señor.
Al igual que el profeta, también nosotros debemos caminar por fe y debemos esperar ese momento glorioso en el que Jesús regresará a la tierra por su iglesia, para luego establecer su reino de paz y justicia.
- Debemos mantener nuestra confianza en Él, ese es el secreto de la verdadera alegría.
- Para mejorar nuestra perspectiva, debemos seguir mirando hacia arriba s.
HG/MD
“Con todo, yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:18).