Lectura: 2 Corintios 4:7-12
En muchos gimnasios existen implementos para ejercitarse y practicar boxeo, algunos llamados sacos de arena o punching bags en inglés, a los cuales las personas les dan puñetazos.
Este tipo de equipos es bastante grande y en algunas ocasiones tienen forma humana; uno de los “desafíos” es pegarle con suficiente fuerza como para que quede tirado en el suelo. No obstante, por más fuerte que sea el golpe, siempre se levanta. ¿El secreto? Tiene un peso de plomo o arena en la parte inferior que lo mantiene de pie. Los veleros también operan con el mismo principio. El peso del plomo en la quilla proporciona el lastre que los mantiene equilibrados en medio de vientos fuertes.
En nuestra vida como creyentes en Jesús, también sucede lo mismo. Nuestro poder para sobrevivir a los desafíos no reside en nosotros sino en Dios, ya que como creyentes el Espíritu Santo mora en nuestro interior.
Sin lugar a duda, no estamos exentos de los golpes que la vida pueda arrojarnos, ni de las tormentas que inevitablemente amenazarán nuestra estabilidad. Sin embargo, con plena confianza en el poder divino que nos sustenta, podemos decir como Pablo: “estamos atribulados en todo pero no angustiados; perplejos pero no desesperados; perseguidos pero no desamparados; abatidos pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9).
Sé uno de los muchos viajeros de la vida que, en medio de océanos de dolor y sufrimiento, se aferran con confianza inconmovible a la verdad de que la gracia de Dios es suficiente.
- En nuestra debilidad debemos recurrir a Dios y descansar en su gracia para seguir adelante con valentía.
- Gracias Señor porque nunca nos abandonarás.
HG/MD
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Gracias por sus mensajes , son de gran bendición para mi vida. Dios los bendiga