Lectura: Isaías 9:1-7
El gran pintor holandés Rembrandt (1606-1669) era un maestro de la luz y sombra; en su inspirador cuadro: “La adoración de los pastores” nos presenta el oscuro establo de Belén, donde dos pastores aparecen arrodillados junto al pesebre, mientras que otras personas están de pie, más alejadas. Un hombre sostiene una lámpara, pero la luz más brillante no sale de allí, sino del niño Jesús, e ilumina a todos quienes están reunidos cerca de Él.
Cuando leemos el libro de Isaías escrito siete siglos antes del nacimiento de Jesús, vemos que el profeta utiliza una imagen de luz y sombra para predecir la venida de un Salvador para Israel: “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz. A los que habitaban en la tierra de sombra de muerte, la luz les resplandeció. […]. Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado…” (Isaías 9:2, 6).
Cada persona puede ver una historia diferente en la pintura de Rembrandt, pero tal vez todos estemos de alguna manera representados en aquel pesebre. ¿Estamos arrodillados adorando, de pie a cierta distancia y vacilantes, o escondiéndonos de la luz que ha penetrado nuestra oscuridad? Es tiempo de que tomes una decisión, es tiempo de que dobles tus rodillas ante el Rey de reyes y Señor de señores: Jesús (Filipenses 2:9-11).
- Dios nos invita a salir de las sombras de las tinieblas y permitir que la luz de Jesús brille en nuestro corazón.
- ¡Ven a Jesús!, hoy es el día, Él tiene preparado un lugar para ti.
HG/MD
“El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz. A los que habitaban en la tierra de sombra de muerte, la luz les resplandeció” (Mateo 4:16).