Lectura: Jeremías 12:1-13
Durante la realización de los Juegos Olímpicos, los más grandes atletas del mundo compiten por las medallas de oro y las coronas de laurel.
Por ejemplo, en el atletismo, mucho antes de la carrera final por las medallas, hay eliminatorias previas y competencias en países por todo el mundo, a fin de eliminar a aquellos que no son lo suficientemente veloces como para competir. En los Juegos, los más veloces de entre los veloces acceden a la competencia final.
El profeta Jeremías también participó en una competencia feroz, pero con los idólatras y los sacerdotes malvados. Él estaba respondiendo al llamado del Señor para condenar a Judá y predecir su caída. Llegó a desalentarse tanto que le preguntó al Señor, “¿Por qué prospera el camino de los impíos? ¿Por qué tienen tranquilidad todos los que hacen traición?” (Jeremías 12:1).
Es allí cuando, en esencia, Dios le dice a Jeremías, “La competencia acaba de comenzar. Hasta ahora has estado lidiando con asuntos de menor importancia (corriendo con los de a pie). ¿Cómo manejarás la situación cuando venga lo realmente difícil (competir con los caballos)?”
Tal vez te has topado con algunas dificultades recientemente: tu jefe, alguna enfermedad, conflictos en tu iglesia. Le has rogado al Señor por alivio, pero puede ser que Él haya respondido, “Sigue resistiendo. Atrinchérate. Puede acontecer que se ponga peor”. No obstante, cuando te pida que “corras con los caballos”, Él estará contigo para fortalecerte y sustentarte. Eso es lo que Dios hace.
- Confía en el Dios del Universo, en tu Creador.
- Él estará contigo, no lo olvides.
HG/MD
“Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo competirás con los caballos? Y si en tierra de paz te caes al suelo, ¿qué harás en la espesura del Jordán?” (Jeremías 12:5).
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