Lectura: Romanos 8:27-39
En un pueblo, el municipio colocó algunas obras de arte en el parque central de la comunidad, mismas que fueron robadas en medio de la noche. Por esta razón, la policía ideó un plan para atrapar a los ladrones; se volvieron a colocar réplicas de obras de arte que parecían originales, pero dentro de ellas les colocaron un dispositivo de rastreo GPS (Sistema de Posicionamiento Global).
Tal como lo pensaron, a la noche siguiente volvieron a robar las “obras de arte”, pero esta vez la señal guio a los policías hasta la vivienda del ladrón.
De una manera similar, existen momentos cuando las circunstancias difíciles o las pérdidas personales pueden hacernos sentir que nos robaron a Cristo de nuestra Navidad. ¿Cómo podemos encontrar a Jesús cuando la vida parece ir en nuestra contra?
Al igual que un GPS espiritual, Romanos 8 nos guía hacia el amor y la presencia constantes de Dios en nuestra vida. El Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades e intercede por nosotros (v.27). Sabemos que Dios está a nuestro favor (v.31), y tenemos esta gran seguridad: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con él todas las cosas?” (v.32). Finalmente, se nos recuerda que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús (vv.38-39).
Busquemos a Jesús en el pesebre, en la cruz, resucitado de entre los muertos y en nuestros corazones. Allí es donde podemos encontrarlo en esta Navidad.
- Si en esta Navidad sólo nos centramos en la mercadotecnia y las distracciones del comercio, podemos perder de vista a Jesús.
- Así que, en esta Navidad separa un momento de tu tiempo para meditar en lo mejor de ella: Jesús
HG/MD
“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, es el que también resucitó; quien, además, está a la diestra de Dios, y quien también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).