Lectura: Salmos 66:1-12

El evangelista F.B.Meyer (1847 – 1929), dijo la siguiente frase: “El principal propósito de la vida no es hacer, sino llegar a ser”.  Esta sabia frase, nos enseña que estamos en un proceso crecimiento constante.  Así como la plata se refina por el fuego, el corazón del creyente necesita muy a menudo del horno de la prueba.  En nuestra lectura devocional el salmista nos comparte su corazón al decir: “…Pasamos por el fuego y por el agua… (Salmos 66:12).

El proceso del refinado puede resultar muy doloroso, pero no nos va destruir, pues está siendo realizado por el experto Refinador, él está al lado del horno, sabe cómo forjar y sabe hasta dónde alentar la llama.  En ninguna manera permitirá que seamos probados más allá de los que podamos soportar, pues lo que busca es nuestro bien (1 Corintios 10:13).

Quizás estés pasando en este momento por una prueba, y no comprendas el propósito de las circunstancias por las que atraviesas.  La prueba en la mayoría de las ocasiones, nos parecerá como algo interminable y sin sentido.  Y puede que sientas que en verdad no estás haciendo nada que tenga un significado eterno.

A pesar de lo que pensemos, Dios sí está haciendo algo que en realidad importa, estamos siendo refinados.  Nos coloca en el ardiente el crisol de la prueba y al hacer esto nos enseñará paciencia, mansedumbre, humildad, compasión y otras virtudes (Romanos 5:3-5; Santiago 1:2-4), de las cuales no son muy abundantes en las almas de los seres humanos.

  1. ¡No tengas miedo, no te asustes! Las circunstancias por las puedes estar pasando si eres creyente, está diseñada de tal forma al final de ella, seas una mejor persona y que entiende mejor los caminos de Dios.
  2. El fuego de la prueba, puede producir un resultado increíblemente bueno, gracias a Dios.
  3. Las pruebas, aunque no lo creas son regalos de Dios. Soportar la prueba, nos permite ser más sabios y humildes creyentes, debe ser uno de nuestros regalos para Él.

HG/MD

“Tú nos has probado, oh Dios; nos has purificado como se prueba la plata” (Salmos 66:10).