Lectura: 2 Corintios 12:7-10
El 28 de diciembre de 2008, una trituradora devoró cientos de hojas de papel y otros artículos en la ciudad de Nueva York. Los organizadores del segundo año del «Día del adiós y buen viaje» animaron a las personas para que trajeran a la Plaza Times Square los malos recuerdos y los sufrimientos de ese año para alimentar la trituradora industrial o para echarlos en un gigantesco contenedor de basura.
Algunos participantes trituraron hojas de papel con las palabras «la bolsa de valores» o «cáncer». Otros destruyeron informes bancarios, y una joven trituró un mensaje de correo electrónico impreso de un novio que había roto con ella.
Anhelamos «triturar» recuerdos de las cosas malas que los demás nos han hecho o de circunstancias difíciles que estamos atravesando. El apóstol Pablo quería ser aliviado de su sufrimiento, un padecimiento que lo hacía sentir débil (2 Corintios 12:7-10). Pero Dios le dijo: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Dios no quitó el problema. En su lugar, le dio la gracia para vivir con ello.
Las dificultades se nos hacen pesadas cuando pensamos demasiado en ellas, y afectan nuestras relaciones interpersonales y la actitud ante la vida. Como creyentes en Cristo, tenemos un lugar donde llevar estas cargas. Primera Pedro 5:7 nos dice: «Echa[d] toda vuestra ansiedad sobre [el Señor], porque él tiene cuidado de vosotros».
1. Dios da suficiente gracia para cualquier cosa que enfrentemos. Tan sólo sé valiente (Josue 1:7-9)
2. «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad» – 2 Corintios 12:7-10. Estos pasajes no son tan populares como otros, pues nos enfrentan a la realidad del sufrimiento y a nuestra humanidad, pero en medio de esas realidades existe, la gran esperanza de que Jesús tiene cuidado de nosotros. ¿No es hora de echar nuestra ansiedad sobre el Señor?