Lectura: 1 Juan 1:5-10

Los británicos están teniendo problemas con los zorros. Según el diario The Wall Street Journal, las pequeñas raposas se han mudado a Londres y están convirtiéndose en una molestia general. Tumban los cubos de basura, atacan los zapatos que se han dejado fuera para que se sequen, destruyen los jardines y dejan un fétido olor tras sí. Como los límites de la ciudad se han extendido hasta penetrar en el campo, los pequeños alborotadores se están adaptando en vez de mudarse -y muchos londinenses están frustrados y disgustados.

Cuando te detienes a pensar en ello, los “zorritos” pueden convertirse en un símbolo de cosas que molestan a los seguidores de Cristo que tratan de honrarlo a Él. Lo que tal vez consideremos “pecaditos” o pecados “inofensivos” pueden llevarnos a la ruina. “Estirar la verdad”, por ejemplo, es de hecho mentir. Y el chisme es nada menos que un asesinato al carácter. El problema es que esos pecaditos inevitablemente se harán más grandes. Antes de darnos cuenta, tendremos que arrepentirnos y confesar algo que ya es serio.

  1. Si hay algunos zorritos que ya han entrado en los patios y jardines de nuestra vida espiritual, ahora es el momento de lidiar con ellos. Identifícalos con la ayuda del Espíritu Santo.
  2. Admite tu culpa, confiesa a Dios estas pequeñas prácticas erradas, y deshazte de ellas antes de que arruinen todo el paisaje de tu vida.

NPD/DCE