Lectura: Santiago 1:1-12

Una familia se mudó de las fértiles tierras agrícolas de Ohio a Arizona, la señora quería tener el bello y fresco césped que tenía en Ohio, razón por la cual empezaron a realizar trabajos en su nuevo y rocoso patio.

Al inicio usaron herramientas de jardinería, sin embargo luego de un rato tuvieron que cambiarlas por herramientas de construcción, todo con el fin de remover aquellas pesadas rocas tostadas por el sol de Arizona. Luego siguieron su trabajo arrodillados, sacando rocas más pequeñas hasta llegar al suelo productivo. Luego de realizar varios trabajos adicionales, sembraron semillas, abonaron y regaron el terreno, luego varias semanas obtuvieron su sueño: césped verde.

Si queremos plantar césped o arreglar nuestros jardines es necesario que primero removamos la tierra. Hasta llegar al suelo más productivo, el cual debe a su vez ser renovado y labrado. De otra forma, el crecimiento se hará difícil, si no imposible.

Dios a veces prepara el terreno de los corazones humanos para que reciban Su Palabra por medio de un proceso de quebrantamiento. Algunas veces puede ser un desastre natural como un huracán, una inundación o un fuego. Otras veces por medio de una enfermedad, alguna desilusión o una profunda tristeza.

Si has estado pasando por problemas o aflicciones, Dios podría estas ablandando el suelo de tu vida de manera que la semilla de Su Palabra pueda crecer en ti. No luches contra eso. Déjalo que lo haga a Su manera. Permítele producir paciencia y madurez en tu corazón (Santiago 1:3-4)

  1. Un día le darás las gracias a Dios, por preparar el terreno de tu vida.

 

  1. El crecimiento espiritual tiene lugar cuando se cultiva la fe.

NPD/DCE