Lecturas: Mateo 21:14-17; Marcos 11:18-19; Lucas 19:47-48.

Luego de realizar esta segunda limpieza del templo, es probable que los presentes reconocieran el acto de valentía y la diferencia en el discurso del Maestro, en contraposición del de sus líderes religiosos.  Además recordemos que muchos estaban hablando del milagro de Lázaro y de su entrada triunfal; por este motivo muchos se acercaban a Jesús para buscar el toque sanador del maestro.

Los sacerdotes y escribas al ver esto, se enojaban aún más, pues sentían que este carpintero de Nazaret era cada vez más popular y ahora su enojo creció debido que por algún tiempo se les había acabado su negocio dentro del templo.

Dios tiene un buen sentido del humor y aquí parece que lo utiliza; en esos días de la Pascua había muchos muchachos, que así como Jesús a sus doce años, estaban experimentando toda aquella maravillosa fiesta, y es precisamente a ellos y a los niños a quienes Dios utiliza para llevar gloria a nuestro Señor al decir: “¡Hosanna al hijo de David!”

Los líderes religiosos al oír esto le reclaman a Jesús nuevamente, al pensar que estaban cometiendo blasfemia; más Jesús les responde con el Salmo 8:2 “En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza”. Estos líderes estaban tan cegados por su odio, que hasta los niños o muchachos eran capaces de reconocer lo que ellos no, Jesús era el Cristo, el Salvador.

  1. No seas como estos líderes religiosos que teniendo al Salvador frente a ellos no le quisieron reconocer.
  1. Hoy al igual que ese día, únete al canto: ¡Hosanna al hijo de David!

MD/HG

Jesús: Recibe alabanza.  “¿Oyes lo que ésos están diciendo? protestaron. Claro que sí -respondió Jesús-; ¿no han leído nunca: “En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza”?” Mateo 21:16.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic