Lectura: Lucas 10:29-37
Cada vez es más común escuchar sobre inundaciones desastrosas las cuales provocan que las personas tengan que abandonar sus casas, lo cual también afecta emocionalmente a quienes tienen que pasar por una situación de ese tipo.
Sin embargo, estos desastres también presentan una oportunidad para que la gente dentro y fuera de la comunidad, ayude a quienes están padeciendo calamidad. Por ejemplo, hay personas que donan víveres, dinero y dan su tiempo para ayudar a otros; ellos demuestran qué significa ser un buen vecino.
Como creyentes en Jesús, ser un buen vecino o prójimo, mostrando amor a los demás, debe surgir de manera natural (Mateo 22:39; Juan 13:35; 1 Juan 4:7-11). Aunque quizá no tengamos oportunidad de responder de manera conmovedora ante un desastre natural, sí podemos buscar formas de amar a aquellos que nos rodean.
Para ser buenos vecinos, podemos ser misericordiosos con los demás (Lucas 10:29-37), tratarlos con justicia (Levítico 19:13-18; Santiago 2:1-8), decirles la verdad (Efesios 4:25) y perdonarlos por completo (Efesios 4:32; Colosenses 3:13).
Los creyentes en Cristo pueden ser los mejores vecinos, porque nuestro amor hacia los demás fluye de la vida que nos ha dado el prójimo supremo: Jesús, quien nos amó y entregó su vida por nosotros.
- Demuestra con hechos que eres un buen prójimo.
- Ser un buen vecino significa también presentarles el mensaje de salvación a las personas.
HG/MD
“Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11).