Lectura: 1 Juan 5

Muchos verdaderos creyentes en Cristo están plagados de dudas en cuanto a su salvación. Aunque han venido a Cristo en arrepentimiento y con fe, todavía se preguntan, “¿Realmente iré al cielo?”

Mi difunto esposo Bill a menudo contaba acerca de algo que le sucedió cuando tenía dos años. Un día, desobedientemente vago de su casa y se perdió. Cuando sus padres se dieron cuenta que no estaba, salieron a buscarlo. Finalmente, para el inmenso alivio de todos, vieron a su niño lloroso y lo llevaron de vuelta seguramente a casa.

Días después, Billy escuchó a su madre contarle el incidente a un visitante. Cuando llegó a la parte cuando salieron a buscarlo, Billy comenzó a revivir la historia. “¡Mama, mama!” sollozó. “¿Y me encontraron?” Sorprendida y profundamente conmovida por la duda de su niño, lo abrazó y dijo, “¡Por supuesto mi hijito! ¿No te acuerdas de aquel feliz momento? Mira, ahora estas con nosotros, y nos aseguraremos de que siempre lo estés”. Eso consoló a Billy, porque aceptó la palabra de su madre.

La carta de 1 Juan en el Nuevo Testamento fue escrita para darles a los creyentes la seguridad de la salvación. Dicha seguridad puede ser tuya cuando le tomas la palabra a Dios. –

1. ¿Quieres tener esa confianza?  Puedes iniciar hoy, acepta el regalo de Dios (Efesios 2:1-10).

NPD/JEY