Lectura: Salmos 69 – 72.
Cuenta una historia de que en la antigua Rusia comunista un cristiano fue descubierto y tuvo que huir para salvar su vida. Los soldados del régimen le perseguían a paso firme con la orden de ejecutarlo ni bien lo encontraban. Cansado y ya sin fuerzas, llegó hasta cierto lugar donde se dejaba ver un hueco en la peña lo suficientemente grande como para que entre un cuerpo humano. Sin más opciones decidió meterse en dicho hueco sin saber qué habría dentro. Ya se oían los pasos de los soldados cuando alcanzó a introducirse dentro de la estrecha cueva. Mientras trataba de acomodarse lo más silenciosamente posible para no advertir a sus perseguidores, pudo ver en la entrada de aquella cueva a una araña que plácidamente tejía su tela. Pensamientos de indignación llenaban su mente. ¿Cómo podía Dios pagarle así a alguien que había renunciado a los ideales de su nación por seguir a Jesús? ¿Es que no le veía Dios allí, tirado en un pozo frío y húmedo? ¿O no será que esta simple araña que teje su tela como si nada pasara vale más para Dios que yo?… Los soldados llegaron y se detuvieron justo en frente de aquella pequeña cueva. Aquel cristiano temblaba de pánico. Uno de los soldados, al ver el hueco dijo: “Podría haberse metido aquí, echemos una mirada adentro, ya se estaba agachando para ver cuando el capitán de la compañía dijo: “es inútil, no pierda tiempo”, “Por qué” preguntó el soldado, bueno, respondió, es obvio que nadie ha entrado en este agujero hoy, ¿no ve la tela de araña que cubre la entrada? Cuando se retiraron, aquel cristiano salió con dificultad de aquella estrecha cueva, pero antes de irse, escribió en la piedra al costado del hueco: “Con Dios, hasta una tela de araña puede ser un muro, pero sin ÉL hasta el muro más grande puede ser una tela de araña” ¿Te encuentras en una cueva? ¿Sientes que para Dios vales menos que una simple araña? Conversa con Él. Aunque tú no le veas Dios ya está obrando a tu favor y Él sí te ve a ti, siempre te ve y te ama más que nadie.
Con estos salmos terminamos el segundo libro del salterio judío. En estos capítulos tenemos dos salmos mesiánicos (69 y 72).
1. Salmo 69. Estos pasajes comparan el pánico de hundirse en cieno con las persecuciones de enemigos inmerecidos (compárese con Juan 15:25). También en Juan 2:17 se da el cumplimiento de lo que dice el Salmo 69:9, con una de la purificaciones del Templo. ¿Has sentido pánico en tu vida? Recuerda lo que dice Salmos 69:32-33. ¿Cuáles versículos hablan de la angustia del futuro Mesías (Cristo)? ¿Qué experiencia del Cristo se describe aquí?
2. Salmos 70. ¿Por qué estaba David afligido? ¿Cuál fue la solución para su aflicción?
3. Salmos 71. Este es un salmo anónimo. Se presume que es un anciano el que escribe este salmo. ¿Cuáles son algunas peticiones de este personaje? ¿Qué aprendemos de este personaje?
4. Salmos 72. Este es un salmo dedicado a Salomón. ¿Cuáles versículos muestran claramente que esta es una profecía mesiánica?