Lectura: Efesios 6:5-9

El dueño de una empresa estaba hablando con uno de sus gerentes acerca de un empleado que estaba robando a la empresa. El propietario, que era un seguidor de Cristo, le preguntó: «¿Qué crees que debamos hacer con él?»

Despedirlo.  Respondió el gerente.

“Supongamos que él admite su maldad y se compromete a pagar por lo que ha robado», dijo el propietario. “¿Por qué no vamos a mantener en su trabajo? ¿No así como a usted le gustaría ser tratado?”

«Bueno, sí», dijo el gerente, “Pero ese no es el mundo real!”

Jesús nos llama a seguir las reglas de Su mundo, el cual es el mundo real. Sus reglas exigen nuestra integridad, responsabilidad y rendición de cuentas. Cuando se practican, los empleados serán más fiables y valiosos.  Y los empleadores conseguirán más beneficios gracias al bienestar de sus trabajadores. Habrá más gente queda fuera de las listas de asistencia social y fuera de las filas del desempleo.

Pablo tenía un consejo para los trabajadores y los empleadores. Instó a los trabajadores a llevar a cabo sus funciones: “traten de agradarlos todo el tiempo, no sólo cuando ellos los observan. Como esclavos de Cristo, hagan la voluntad de Dios con todo el corazón.  Trabajen con entusiasmo, como si lo hicieran para el Señor y no para la gente.” (Efesios 6:6-7). Y ordenó a los amos (por extensión empleadores) a no amenazar a sus siervos y les recordó que su Maestro no tiene favoritos (Efesios 6:9).

1. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Estamos viviendo en el mundo real, según las reglas Jesús nos dio?

2. ¿Qué principio nos brinda la regla de oro (Mt. 7:12) ¿Nos habla de servir a los demás? ¿Cómo se aplica en el lugar de trabajo?

3. La recompensa por el trabajo honesto, es siempre mayor que el salario recibido.

NPD/DDH