Lectura: Oseas 7:1-16

En nuestra lectura devocional nos encontramos a este profeta llamado Oseas, quien en una representación del reino norte de Israel, advirtió que la tribu de Efraín se había convertido en una “torta no volteada” (Oseas 7:8).

Si lo dijéramos en palabras modernas, el profeta pudo haberlo dicho de la siguiente manera: Efraín era como “una torta a medio cocer”; una torta quemada de un lado, pero cruda por el otro.  Aunque aprovechaban la bondad del Señor, no lo buscaban de todo corazón, y cuando necesitaban ayuda acudían a otras fuentes tales como Egipto y Asiria (Oseas 7:10-11; 14-16), se habían vuelto insensibles al llamado del Señor, y por sus malas decisiones tendrían que pagar con sufrimiento, en la tierra de las naciones a las cuales habían acudido en lugar de al Señor.

En Mateo 23:13-30, Jesús también hizo una fuerte advertencia a los líderes religiosos de su época, los cuales se creían mejores que otros y justos en su propia opinión, pero en verdad vivían con estándares muy diferentes a los que predicaban, tenían dos caras, y cada vez que lograban reclutar a una persona a su movimiento: “…le hacen un hijo del infierno dos veces más que ustedes” (Mateo 23:15).

Dios nunca es suave con el pecado, tan es así que Jesús tuvo que morir para salvarnos debido a la condena que había sobre nosotros (Romanos 3:23; Juan 3:16), todo por amor.

  1. No debemos ser creyentes a medio cocer, diciendo una cosa y viviendo otra. Debemos vivir de forma que nuestros actos den gloria y honra a Dios, sirviéndole con humildad y amor.
  2. La gracia de Dios debe impulsarnos a servirle con agradecimiento.

HG/MD

“Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).