Lectura: Hebreos 13:5-6

El escritor de la carta a los Hebreos, les recuerda a sus lectores esta maravillosa promesa de parte de Dios: “Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé”, que proviene de Deuteronomio 31:6.  Al leer estas palabras ¿qué viene a tu mente?; quizás piensas que tan sólo se tratan de palabras bonitas que en la práctica nunca has experimentado, ni te interesa saber a qué se refería Dios cuando las dijo.

Talvez asocies este tipo de palabras con las emociones que puedes sentir, si el presidente de tu país te invita a desayunar en su casa o si tu artista favorita decide pasar todo el día acompañándote en tus actividades diarias.  Pero, ¿qué significa el hecho de que Dios está a cada momento contigo, tan cerca de ti que conoce cada rincón de tu pensamiento y tus acciones?, está contigo cuando ríes y cuando lloras, algunos dirían que es una intromisión a la privacidad.

Sin embargo, durante la historia de este mundo, ha habido personas que han arriesgado y dado sus vidas sobre la base de esta sencilla pero poderosa verdad: Dios está con nosotros.  Abraham, David, Daniel y sus tres amigos, Ananías, Misael y Azarías, Rahab, Josué, Ester y podría seguir citando personas que han sido movidas por el amor a nuestro Señor; ellos sabían que Dios estaba a su lado, entonces, ¿cómo podemos saber que esa promesa sigue siendo cierta para nosotros hoy?

Sigue siendo cierta debido a que quien garantiza esa promesa es el mismo Dios, y lo ejemplificó al venir a esta tierra como uno de nosotros, para transmitirnos que nos entiende, que también sufrió y lloró, que rio y se gozó, e hizo lo inimaginable, dio su vida por nosotros.

¿Cómo respondes ahora que sabes quién es el que está detrás de esas sencillas pero poderosas palabras?  Quizás aún pienses que son demasiado buenas para ser verdad o que no suenan realistas, pero no las ignores; cuando pases por el dolor, las luchas y las tentaciones, recuerda que esta promesa sigue siendo válida: ¡Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé!

  1. Dios no te ha abandonado, vuelve a Él que te está esperando, no importa quién eres o lo que hayas hecho.
  2. Vayas a donde vayas el Señor está contigo.

HG/MD

“Sean sus costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tienen ahora porque él mismo ha dicho: Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé” (Hebreos 13:5)